Historia de vida
Eran carreros, se alfabetizaron y ahora son recuperadores urbanos
Los hermanos obtuvieron la certificación ofrecida por la Universidad Provincial de Córdoba y trabajan en el Centro de Transferencia de Residuos. "Pensaba que me iba a morir arriba de un carro, ahora quiero otra cosa", expresó Carlos.

Dos cordobeses se volvieron noticia al conocerse su historia: dejaron de ser carreros, aprendieron a leer y escribir, y se convirtieron en «recuperadores urbanos», una certificación ofrecida por la Universidad Provincial de Córdoba (UPC).
De acuerdo a lo que informó Vía Córdoba, se trata de los hermanos Carlos y Maximiliano Monje, de 32 y 23 años. Cabe señalar que son los primeros en su familia de barrio bajo Pueyrredón, en la ciudad de Córdoba, en conseguir un diploma.
Son hijos de carreros, y gran parte de su vida, la vivieron sobre un carro. Ahora, trabajan en el Centro de Transferencia de Residuos (CTR) Rancagua, como Centro de Transferencia de Residuos (CTR) Rancagua.
«Yo estoy en un carro desde los 12 años. Y sé todo lo que te puede enseñar la calle, pero ahora aprendí muchas cosas más», expresó Carlos, quien -junto a Maximiliano- maneja la chipeadora que reduce la poda, separan plásticos, cartones y papeles y vidrio.

Ninguno de los dos sabía leer ni escribir, por lo que hicieron un curso de alfabetización, que les permitió pasar el examen para obtener la licencia de conducir. Además, en paralelo, accedieron a la capacitación de recuperadores urbanos.
El permiso para manejar les permitió dejar el caballo atrás y comprarse una camioneta vieja. Este cambio les valió el apoyo de la organización Sin Estribos, desde donde publicaron el número de teléfono de Carlos, para que quien busque un carrero contrate a alguien «que se animó a cambiar».
«Pensaba que me iba a morir arriba de un carro. Ahora quiero otra cosa», expresó Carlos. Cabe señalar que el curso que tomaron los hermanos es la primera experiencia que hizo el Coys con la UPC para empezar a formalizar los recuperadores urbanos que trabajan en las áreas de influencia de los CTR, exbasurales a cielo abierto.
«Lo que logramos con estos grupos es un cambio en su forma de autopercibirse, no se ven ya como un ciruja que se escapa con el caballo de la Policía. Son trabajadores, que tienen certificación de lo que saben hacer, que están empoderados e interactúan con el Estado», remarcó Miguel Magnasco, director general de Economía Circular del Coys.
Fuente: Vía Córdoba.
Fotos: José Gabriel Hernández – La Voz.