Solidaridad

Una cordobesa colabora en un centro de ayuda a refugiados en Polonia

Carolina vive hace dos años en Breslavia y relató los cambios que atraviesa la ciudad con la invasión rusa a Ucrania. "Para ellos es una alegría sentir que alguien de tan lejos está ahí ayudándolos", contó sobre los refugiados.

Una cordobesa que vive en Polonia desde hace dos años está colaborando en un centro de ayuda a refugiados tras la invasión de Rusia a Ucrania.

«Cuando yo les digo que soy argentina, los ucranianos no lo pueden creer, se sienten recontentos. Para ellos es una alegría que les das sentir que alguien de tan lejos está ahí ayudándolos», contó Carolina Lisiecki, de 36 años, en diálogo con La Voz.

Respecto al cambio del paisaje en Breslavia, la ciudad polaca donde vive, la mujer relató: «Vas al centro y ves un montón de madres caminando con los nenitos con los juguetes de la mano y te das cuenta. O en las casas de cambio hay filas de dos cuadras». Sin embargo, aseguró que «el ambiente es bastante tranquilo, no es caótico».

Cabe señalar que Polonia ha recibido a más de un millón de ucranianos que huyen de la guerra en Ucrania. «El primer estado es el shock, porque no entendés mucho lo que está pasando. Hay muchos grupos en redes sociales donde empieza a conectar la gente», expresó Carolina.

La argentina empezó a involucrarse de cerca con el estado de ánimo de los ucranianos a partir de una excompañera de trabajo. «Ella empezó a mostrar en Varsovia todas las colectas que estaban haciendo, y en los grupos de mi ciudad se empezó a llenar de avisos de gente ofreciendo sus casas o autos para traer personas de la frontera», detalló.

A dos cuadras de su casa, una mujer donó un espacio para que empezaran a juntar donaciones y repartir elementos básicos para la vida de quienes dejaron todo. «Fue como instintivo, dije: no puedo no ir, me daba hasta vergüenza no ir, y ya una vez que fui comenzamos a recibir a la gente que venía, clasificar cosas, armar un pack con lo básico para cada madre que llegaba. Al terminar te volvés con la sensación de que nada es suficiente», señaló Carolina.

«Después me empecé a involucrar más: la gente se movía por los avisos en grupos de Facebook donde ya se pedían voluntarios. Y uno empieza a contagiar a sus amigos también para que vaya más gente», continuó la cordobesa. Con el avance del conflicto, cada vez más lugares y más grandes fueron convirtiéndose en espacios para que los refugiados se abastecieran.

El fin de semana pasado, Carolina fue a ayudar en uno de los centros de refugiados de Wrocław (Breslavia) gestionado por la organización Tratwa, dedicada a socorrer en catástrofes.

«Lo que hacen en este galpón gigante es cederlo para que estén ahí los voluntarios, descarguen las donaciones que llegan de distintos países, la clasifiquen. Se reparte comida, ropa, elementos de higiene y hasta se ha montado una especie de guardería», explicó la mujer.

Respecto a si se encontró con otros argentinos involucrados en esta tarea, Carolina manifestó: «Sí. Está muy bueno el tema de las redes sociales porque por ahí uno piensa que al compartir esto nadie le va a dar importancia, y la verdad es que compartiendo los avisos o cosas que cada día me llevaba como necesidades del día, en los grupos de Facebook o en historias de Instagram, se producía un efecto contagio muy lindo».

Y añadió: «Varios amigos me acercaron donaciones, otra chica de Malasia, y varios más se sumaron y así fui juntando como 10, 12 que se unieron al grupo de voluntariado».

«Cada personita, cada uno que hace algo chiquito es como que suma y todo esto tiene impacto global. Nadie queda fuera de todo esto», concluyó la cordobesa.

Fuente: La Voz.