Policiales

Una empleada del Correo fue acusada de robar dinero de las asignaciones

El episodio ocurrió en Villa María y la mujer se habría quedado con aproximadamente 250 mil pesos. El detalle de la investigación respecto a las maniobras delictivas.

Una excajera del Correo Argentino de Villa María fue procesada por presuntamente haberse robado casi 250 mil pesos correspondientes al pago de las asignaciones familiares por hijo (AUH) y de discapacitados de los beneficiarios. El accionar se habría producido mediante una serie de maniobras delictivas.

De acuerdo a lo que informó La Voz, Milagro Díaz (24), era una de las responsables de ventas y servicios de la sucursal. Aparentemente, la cajera habría intentado quedarse ilícitamente con dinero que la Nación otorga a los beneficiarios de asignaciones.

La joven fue imputada por la fiscal federal de Villa María, María Marta Schianni, como autora de malversación de caudales públicos, partícipe necesaria en la falsificación de documentos y autora del mismo delito. El juez Ramón Roque Rebak la procesó, sin prisión preventiva y la embargó por $ 500 mil.

Las sospechas

La primera sospecha que recayó sobre la empleada, en 2022, fue cuando una beneficiaria la denunció, ya que se había presentado a cobrar los $ 31.213 que Anses había girado al Correo y no pudo recibir el dinero. La supervisora le exhibió un comprobante de pago –con la identificación de la cajera «MILDIAZ»– por $ 31.213 con una firma, presuntamente de la beneficiaria, que ella misma desconoció como propia.

Pocos días después llegó la segunda denuncia contra Díaz. La beneficiaria debía percibir $ 7.332. La supervisora le mostró el ticket de pago (extendido por la usuaria “MILDIAZ”), pero la denunciante también desconoció su firma.

Posteriormente, empezaron a llover más denuncias. Los casos abarcan mayormente irregularidades durante casi todo junio de 2022, pero también en abril y mayo, y la fiscal amplió la imputación.

La explicación de la imputada

La modalidad se repitió reiteradamente en otros casos, con diversos montos, fechas y damnificados, pero siempre con un denominador común: la cajera Díaz. La mujer declaró con la asistencia de su defensor, Marcelo Martín Silvano.

«Desconozco la identidad de las mayoría de las personas que reclamaron su beneficio como así también su información personal (…). Lo que puede haber pasado es que en alguna ocasión alguien se presentó con DNI en mano, el cual no era suyo, ya que para ingresar al Correo se requiere el uso de barbijo obligatorio, o bien alguien utilizó mi clave para utilizar la descarga de los pagos», explicó Díaz.

Sin embargo, el procedimiento establecido por el Correo para abonar los beneficios establece que el cajero solo puede hacer el pago por ventanilla tras haber verificado la identidad de la persona y la comprobación de su rostro. Posteriormente, debe hacerle firmar el tickets de pago, para luego abonar el monto.

«Cabe destacar que la clave del Correo es personal y la usé poco porque hace poco que entré a trabajar y estuve un año de licencia por maternidad. Nuestra clave de sistema es personal, pero en el Correo es de puro conocimiento, ya que en varias ocasiones la utilizaban para realizar tareas que no tuvieran costo mientras se desayunaba o almorzaba», amplió Díaz.

Y agregó: «El tesorero nos pasa una cierta cantidad de dinero, luego nosotros manejamos el día con esa cantidad de dinero. Al finalizar el día debemos devolver todos los comprobantes por el total del dinero que se nos dio y, si tenemos alguna diferencia, la devolvemos».

La conclusión de la investigación

La fiscal pidió al juez el procesamiento de la joven, ya que de las denuncias surgió que la jefa de la sucursal del Correo había precisado que cada cajera cuenta con una «clave única e intransferible» como operador del sistema. Por esa razón se logró identificar a Díaz, ya que todos los tickets emitidos con esa clave fueron impresos con sus iniciales.

Asimismo, secuestró los tickets, los libros de atención al cliente y descargos. En tanto, el Correo confirmó que la cajera trabajó los días y horas en los que ocurrieron los ilícitos y «realizó los pagos cuestionados».

Para Schianni los dichos de Díaz respecto a que alguien se presentó con un DNI ajeno o que pudo haber utilizado su clave para operar los pagos lucía ilógico, porque era improbable que 16 personas presentaran en diferentes oportunidades un DNI ajeno y que siempre alguien utilizara su clave para sustraer el dinero. Por esta razón, concluyó que la multiplicidad de hechos permitió develar el modus operandi de la cajera, que se había quedado con $ 241.83 en total.

Incluso, en algunas oportunidades, la imputada intentó desactivar los reclamos, asentando en el mismo libro de clientes que se desestimaban y devolviendo el dinero faltante sin conocimiento ni autorización del Correo.

El Departamento de Análisis de Fraude del Correo concluyó que la cajera había realizado maniobras para enmascarar y dar cierta apariencia de normalidad en los pagos reclamados. Y puntualizó que había falsificado una de las firmas de una beneficiaria y que otra persona había truchado las otras firmas en los tickets que los beneficiarios nunca percibieron.

Para el Correo, las reclamos de los beneficiarios fueron legítimos. Posteriormente, echó a la empleada por considerar que quiso beneficiarse a sí misma con maniobras de fraude.

Por si esto fuera poco, en uno de los hechos investigados, apareció el operador «HECDIAZ» en uno de los tickets. El usuario pertenece al padre de la cajera, supervisor de los carteros, pero que no trabajaba en la línea de cajas.

La cajera admitió que conocía la contraseña del usuario de su padre y hasta reconoció haber llevado a cabo acciones irregulares en los procesos de pagos, especialmente la utilización de la clave del padre respecto a los pagos de dos beneficiarios.

Con la finalidad de evitar que los reclamos de los damnificados prosperaran, el padre solicitó un crédito para ayudarla a enfrentar los pagos. Luego, la cajera abonó a dos beneficiarios las sumas y utilizó el libro de Atención al Cliente para dar de baja los reclamos.

Fuente: La Voz.